lunes, febrero 21

Matrimonio Forzado



Sandra, Deborah y Filomena son niñas y todos los guineanos huyeron de sus padres de no casarse con hombres mayores y elegido por la familia, como manda la tradición en muchas áreas  de Guinea-Bissau.

Sandra, que no sabe cuántos años, llegó el sábado en la casa de Caetano, el pastor, la iglesia evangélica  en  Antula  las afueras de Bissau. Deborah, 16, vive en la casa del pastor por varios meses, aprendí un poco de creole y portugués, y ahora camina a la escuela.

Estoy aquí porque el matrimonio forzoso. Mis padres quieren que me case este año, pero uno de mis colegas me dijo que se casaría y huyó a Bissau, porque él quería casarse, quiero seguir estudiando", dijo Sandra.

Sé que el hombre que quería casarse conmigo. Fue el marido de mi maestro", dijo, subrayando que el hombre era mayor y no le gusta.
.He huido a causa de la boda. Yo no quería casarse con un anciano que no sabe y quería estudiar", dijo Deborah tambiem.

Él fue impedido de estudiar conmigo desde mi infancia, porque no había dinero. Yo prefiero, ahora que estoy grande, salir y tratar de ir a la escuela", agregó.
En su casa en Antula, Pastor Caetano anfitriones nueve niñas que huyeron de sus padres no se casan con hombres viejos. También fue en la casa que el pastor que fue Filomena, de 19 años.
Filomena llegó a Bissau, con sólo 13. También huyó de un matrimonio forzado.
En la actualidad está terminando su quinto año y vende hielo, jugos frescos y fritos en algún mercado caracol.

"Me escapé porque no quería un matrimonio forzoso. Era un hombre de avanzada edad y mayores. Yo quería estudiar",  dijo Filomena.
Al salir de la Tabanca (pueblo) no podía escribir. Hoy en día, escribo mi nombre e incluso conocer otras cosas. Trabajo y viendo muchas cosas y estoy encantado", dijo Lusa.
Con el humor típico de Guinea, Filomena dice que tiene un novio.
En su último informe sobre la situación de los niños en todo el mundo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dice que la tasa de matrimonios infantiles es de 39% en el África subsahriana.

En Guinea-Bissau, la iglesia evangelista ha tratado de poner fin a esa práctica y recoger a las niñas que huyen de matrimonios forzados. Hoy en día, esa iglesia tiene más de 30 de esos niños a su cuidado.

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